Haya de la Torre en campaña presidencial de 1931 |
Haya de la Torre, el 7 de Mayo de 1924, con ocasión de la fundacion de la A.P.R.A. en México |
ʺLos
delincuentes se llevaron estantes de libros, cuadros, sillas y la cama del
histórico líder fallecido en 1979… los ladrones dejaron varios muebles
desarmados. “Es muy grave lo que está
sucediendo en contra de Víctor Raúl Haya de la Torre, declaró. Hace unas semanas
se han robado el busto de la Universidad Nacional Federico Villareal. En la
tumba de Víctor Raúl en Trujillo se han robado una de las piedras que la
protege (...) Esta es una cosa sospechosa, una provocación contra el partido aprista
peruano” (declaraciones del ex presi-
dente del Congreso, César Zumaeta
Flores a RPP Noticias, 18-9-2016).
Víctor Raúl,
En vida te despojaron de todo. De la única casa que adquiriste a
lo largo de toda tu vida. Tu casa estaba ubicada en el kilometro 46 de la
carretera de Lima a Matucana, en un pueblito que se llama ahora Pariamarca y la
estabas pagando sol a sol, gracias a una hipotecad con el banco. Vinieron a buscarte
para matarte, como consecuencia del estallido de la revolución del 3 de octubre
de 1948, contra el presidente Bustamante y Rivero. Como no te encontraron se
llevaron tus valiosos libros, escritos, tapices, pinturas, artefactos electrodomésticos,
ropa, zapatos, camisas, revistas, muebles. Te confiscaron los autógrafos y
fotografías de tus antepasados y amigos famosos como Albert Einstein, Romain
Rolland y Walt Disney y se llevaron hasta tus perros. Nada fue nunca suficiente
para tus detractores; ni el haber cortado todas las vías legales que llevaban
al poder político para ti y para tu alianza política latinoamericana que tacharon
de “partido internacional” a través de una ley, ni el precio tan alto que
tuviste que pagar en lo personal que fue el de tener que sacrificar la
posibilidad de formar una familia. Tenías que ser despojado absolutamente de
todas tus pertenencias en castigo por tus ideales para un Perú más igualitario
y justo. Y si hubieran tenido a Dios como a su aliado, te hubieran despojado
también de tu vida para acallar tu voz y ahogar en el terror de los calabozos
tu mensaje. Pero no lo consiguieron. El destino no les permitió alcanzar ese último
objetivo. La providencia estuvo de tu lado. Y si bien te privaron de tu
libertad los años 1923 y 1932 y otra vez entre 1948 y 1953; no pudieron jamás
arrebatarte tu derecho a la vida, ni tu derecho a la libre expresión por
completo. Te dispararon varias veces, pero cual predestinado o protegido por la
mano de Dios siempre escapaste ileso de la encarnizada persecución policial o
militar del régimen de turno. El pueblo daba su vida por protegerte y tu dabas la tuya por defenderlo. Y seguías escribiendo a pesar de la censura; te
seguías comunicando a través de mil argucias, gracias a la red secreta
conformada por tus seguidores y desde el encierro, en plena clandestinidad.
Tal vez ese
fue el peor castigo para tus enemigos, aunque tú preferiste llamarlos
simplemente tus “adversarios políticos”, extendiéndoles la mano, como lo hacen
los auténticos prohombres; de modo que si querían acercarse a ti, y a tu
organización, siempre pudieran hacerlo.
Los peruanos
y peruanas ya no te conocen. Se preguntan qué tienes tú que ver con ciertos ex
presidentes y hoy magnates que nos han gobernando llevando la insignia y las
banderas del movimiento continental que tú fundaste, un 7 de mayo de 1924 en el
pecho. La denominada “Alianza Popular Revolucionaria Americana”. En parte tienen razón de interrogarse de esa
manera. La A.P.R.A y el P.A.P. no significan lo mismo. Con razón algunos
critican que el A.P.R.A del siglo pasado, movimiento continental lleno de
mística ya no aterriza en los objetivos inmediatos del partido aprista peruano, su brazo político a
nivel nacional.
Ojalá este
execrable acto de ofensa y escarnio a tu memoria que pretende desmoralizar al
creyente, provocar el desconcierto en la opinión publica y generar un fisura
genere el efecto contrario, dándonos a conocer tu mensaje. Leeremos nuevamente
y por curiosidad tus ideas y propuestas. Porque tu memoria es inmaculada dentro
del aura de pureza, limpieza moral y pobreza material que rodearon tu vida
hasta el día de tu muerte; estos robos de cosas materiales son incapaces de
vulnerar tu legado.
Los ladrones
se llevan tus valiosas colecciones y también tus valiosas condecoraciones. Es
una lástima, para ellos y su supina ignorancia, que no puedan jamás destruir tu
pensamiento, plasmado en centenares de libros, en decenas de bibliotecas de
España, Francia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos, México, Chile, Venezuela,
Costa Rica, Uruguay y muchos otros países más; tampoco tus Obras Completas,
distribuidas a través de la red mundial del Internet. Es así como un acto vil y
material que tenía como intención despojar al pueblo peruano de tu legado se
convierte en un acto imposible donde la fuerza de tu espíritu presente en toda
tu obra intelectual, termina venciendo al mal en todos los frentes.
Fundaste la
izquierda democrática peruana, una izquierda responsable. A tus luchas sociales
y liderazgo estudiantil y sindical, le debemos todos nosotros, los peruanos, la
existencia de una educación superior gratuita y la conquista de la jornada
laboral de las ocho horas. Por mencionar tan solo dos ejemplos de tu larga
lista de luchas y reivindicaciones sociales alcanzadas antes que cumplieras los
24 años de edad y por lo tanto antes que sancionaras desde el exilio la fundación del partido aprista peruano en
setiembre de 1930.
De tus frases
célebres, Víctor Raúl, esta es una de las que no pierde vigencia: “Sostengo
que la gran fuerza de la unidad americana no esta en lo europeo que nos
envuelve, sino en lo indígena que nos arraiga”.
Eres por esa
razón, Víctor Raúl, y por muchas más, LEGADO INTELECTUAL Y MORAL, NO SOLO DE
TODOS LOS APRISTAS, SINO DE TODOS LOS PERUANOS. El brazo izquierdo en alto, te damos las gracias en nombre de toda la generación del los 80 y 90.
Rocío
Valencia HDLT.
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