Por Alberto Valencia Cárdenas (*)
Ayacucho
es un pueblo heroico y mártir. Allí se desató, el 18 de abril de 1980, en el
pueblo de Chuschi, provincia de Cangallo, la ola de sangre mas violenta que ha
sufrido la historia del Perú. Cincuenta mil muertos, mil millones de soles en
perdidas, un retroceso brutal de nuestra economía, la masiva emigración de
nuestros mejores muchachos al extranjero, el despoblamiento del campo y el
crecimiento indefinible de los cinturones de miseria en las grandes ciudades,
así como el desaliento general, la desnutrición y el analfabetismo han sido, hasta
ahora, el saldo irreparable de veinte años de guerra.
Esta
guerra -que ha sido una de las mas salvajes del mundo- fue planificada hasta en
sus últimos detalles por un mediocre intelectual arequipeño llamado Abimael
Guzmán Reynoso quien inoculó en la mente de sus escasos seguidores, todos
comunistas y alumnos suyos, la mesiánica idea que había nacido en el Perú el más
grande revolucionario del siglo, el sol rojo, la Cuarta Espada del Marxismo
(teniendo en consideración que los grandes líderes mundiales son Marx, Lenin,
Mao y Abimael Guzmán Reynoso, el Presidente Gonzalo.
Esta
alocada doctrina consiguió confundir las mentes de muchos jóvenes izquierdistas,
eventualmente, bien intencionados. Según Guzmán la revolución mundial debería
tener como escenario el Perú porque aquí se había logrado la interpretación más
avanzada y cabal de las leyes de la Ciencia de la Transformación Social llamada
Materialismo Histórico . Además así lo imponían las condiciones objetivas de
hambre y abandono de las masas peruanas y el subdesarrollo de la economía
nacional.
Por
otro lado, Guzmán predicaba que la revolución mundial (léase senderista)
tendría un costo muy grande en sacrificio y en sangre. Gustavo Gorriti que es
autor del más lúcido estudio que se ha escrito sobre Sendero dice que “la
revolución que propiciaba Guzmán debía atravesar un río de sangre”. Por tanto, todo
estaba permitido en la guerra de Guzmán : los asesinatos, las masacres, el
genocidio, las horribles decapitaciones, la destrucción de miles de fábricas,
el derribamiento masivo de torres eléctricas, puentes dinamitados,
coches-bombas y apagones generalizados. Todo según Guzmán, constituía el sacrificio
que debía pagar el pueblo peruano por el alumbramiento de la nueva era
comunista que instauraría el Presidente Gonzalo.
Para
Abimael Guzmán, así como para sus seguidores, no sería posible una revolución
sin atravesar el río de sangre. Esta fue la esquizofrénica teoría por la que fueron
masacrados en Ayacucho miles de dirigentes politicos, sindicales y campesinos que
se negaron a formar parte de la alocada aventura del llamado “nuevo poder”.
Quisiera
señalar que el presente trabajo sólo se refiere a Ayacucho por que es allí donde
he nacido. Yo sé que otros departamentos han sufrido igual que mi tierra el
azote del terrorismo pero yo no me he dedicado a estudiarlos por que con el
dolor de mi terruño tengo suficiente.
1.SENDERO Y LAS ONGs
Nadie
ha publicado, hasta ahora, la historia completa de la guerra de Sendero.
Los
historiadores se encuentran en deuda con el Perú. Gorriti también, ya que nos
ofreció una segunda parte de su estupendo libro que nunca ha llegado a las
librerías.
Tampoco
se ha estudiado con seriedad su etiología, es decir, sus orígenes, las causas
que hicieron posible el brote del terrorismo en nuestra patria. Los sociólogos,
los antropólogos, los analistas le deben, pues, al Perú una explicación
coherente racional. Ni los politólogos, ni los senderólogos han podido iluminar
los últimos veinte y cinco años del siglo XX que son los más violentos de la
historia peruana.
Según
el Dr.Omar Quesada, Presidente de la Región de Ayacucho (2003-2007), lo único
que han hecho los estudiosos del senderismo es recolectar enormes sumas de
dinero en todo el mundo a través de las llamadas ONGs (organismos no
gubernamentales) para estudiar la violencia senderista y combatir el
narcotráfico. Todo éste dinero que alcanza millones de dólares, se ha quedado
en los bolsillos de los recolectores, agrega el fogoso dirigente aprista. Actualmente
existen en Ayacucho, cerca de 200 ONGs.
El
ing. Victor Córdova Cueto que fue líder de Cooperación Popular en la Zona conflictiva
del Valle del río Apurimac, dice que las ONGs ayacuchanas han captado, en los
últimos cinco años, cincuenta millones de dólares con el pretexto de combatir
el narcotráfico y el terrorismo. Pero de ése dinero no ha llegado ni un centavo
a los campesinos.
Si
la parlamentaria ayacuchana Celina Palomino Sulca (que denunció las estafas de
las ONGs en Ayacucho) hubiese estado mejor asesorada seguramente hubiese
producido una hecatombe en el coto cerrado de los antropólogos y sociólogos
comunistas que -desde hace muchos años- viven y profitan de la cooperación
internacional. Las decenas de instituciones extranjeras que solventan a las
ONGs habrían pedido mayor información, habrían retirado sus ayudas o, por lo
menos, hubiesen dispuesto una mayor fiscalización de sus fondos. Lamentablemente
eso no ha ocurrido porque a la parlamentaria ayacuchana, le ha faltado peso
político y fuerza argumental.
"Ya
no es un secreto" ha dicho, sin embargo, Celina Palomino- que los dueños y
los empleados de las doscientas ONGs ayacuchanas siempre se han quedado, a lo largo
de los años, con la totalidad de la ayuda que recolectan. Las ONGs sirven
solamente para enriquecer a los funcionarios nacionales e internacionales que
trabajan en ellas. Nunca el pueblo ayacuchano ha recibido un centavo.
Por
otro lado, Aquilino Navarro, dirigente de las DECAS (Defensa Civil
Antisubversiva) del río Apurímac y varias veces alcalde de Palmapanipa agrega:
"Tengo
entendido que son más de cincuenta las organizaciones no gubernamentales que
dicen laborar en el valle del río Apurímac. Ellas han recolectado en el año
2002 cerca de medio millón de dólares para implementar un Programa de Cultivo
Alternativo en nuestra zona. De ése medio millón nosotros no hemos recibido ni
un centavo. Todo se ha quedado en Lima y quizá una pequeña parte en Huamanga ...
Ya estamos cansados que las ONGs se enriquezcan con nuestra miseria. Por eso
hemos acordado expulsar a las ONGs del valle. ¡Basta ya de ladrones!"
2. LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA
Con
respecto a las razones del surgimiento de Sendero Luminoso (a la etiología de
la violencia) se han ensayado numerosas teorías algunas de las cuales resultan
altamente discutibles.
El
sociólogo Rolando Ames Cobián ha dicho, por ejemplo, que la guerra senderista
es la resultante de la larga trayectoria de violencia que sufre la sociedad
peruana. Según Ames (que forma parte de la Comisión de la Verdad y que fue
senador izquierdista en los tiempos de Alan García) el Estado peruano es un Estado
violento. El ex senador parece que repite a pie juntillas las tesis de los comunistas
cuando señalan que el Estado es el instrumento de dominación de una clase sobre
otra. Por tanto, resulta lógico que -en algún momento- surgiera una respuesta
con iguales características. Según el Dr. Ames, pervive en el fondo dea
historia peruana, una sorda lucha no resuelta entre explotadores y explotados, entre
ricos y pobres, entre conquistados y conquistadores. Como se podrá apreciar ésta
tesis es hija de la interpretacion marxista de la historia y nieta del
Materialismo Dialéctico. Según ella, los pueblos evolucionan mediante
negaciones, acumulación de entredichos y lucha de clases.
Ames
sostiene que nuestra patria es violenta porque los dueños (feudales y capitalistas)
de los medios de producción explotan secularmente a las grandes masas ignaras y
tiene algo de razón.
Otro
analista de la orilla política opusta (Hernando de Soto) sostiene que la causa
de la violencia es la pobreza de las grandes masas. Y no deja de tener razon en
parte. La miseria es un formidable caldo de cultivo para la violencia pero no
es el único. Hernando de Soto no podría explicar porqué, en el Perú, existen decenas
de pueblos más pobres que el ayacuchano y sin embargo, no han sufrido el baño
de sangre que preconiza Abimael Guzman. Y eso se debe a que las razones
economicas no son las unicas.
Por
su parte el conocido médico y ensayista Max Hernández Camarero - inolvidable ex
presidente de la Federación Universitaria de San Marcos de la década del 60, ha
venido sosteniendo, en entrevistas y ensayos, que la violencia endémica que sufre
nuestra patria ha sido causada por el trauma de la conquista española. Según
Hernández somos violentos porque sufrimos el vasallaje, la marginación, la
explotación y el hambre ya no sólo de nuestros conquistadores sino de sus
epígonos ... porque con la república sólo cambiamos de explotadores. Para Hernández
resulta igualmente lógico que la dura explotación que sufre nuestro pueblo
tuviera que estallar un día en la forma sangrienta en que lo hizo con Sendero
Luminoso.
Resulta
dificil negar la importancia de las explicaciones expuestas. Todos los
estudiosos han tenido algo de la verdad en sus manos. Las razones de la
violencia en el Perú son históricas, económicas, sociológicas y hasta raciales. A veces prima alguna de ellas pero
generalmente marchan de consumo.
Por
ejemplo, los jóvenes del IRA irlandés o la ETA vasca de España se movilizan por
razones fundamentalmente nacionales. Para ellos no cuenta ni la explotación ni
la miseria . Ellos combaten por la independencia de sus pueblos. Lo mismo sucede
con las guerrillas de Al Fatah en el oriente medio o los grupos
antinorteamericanos y antisoviéticos que combaten en Afganistán, en Irak y en
Chechenia. Es probable que estos grupos terroristas hayan incorporado a su
programa las reivindicaciones económicas y la segregación racial pero, el
objetivo fundamental de su accionar está dirigido a recuperar su patria.
Un estudioso
boliviano llamado Jaimes Freire (homónimo del gran escrito y autor de la
“Castalia Bárbara) ha dado con la raiz del problema al sostener que la
verdadera causa del terrorismo se encuentra en la injusticia. Yo avalo con
fervor ésta tesis.
Si
la causa del terrorismo fuese la pobreza, ésta afirmacion podria desbaratarse
con la siguiente pregunta: ¿porqué países más pobres que el Perú no han sufrido
el fenomeno del terrorismo? .Y me estoy refiriendo a Haití, Venezuela o
Guatemala sin contar con la miseria espantosa en la que se encuentra sumida la
otrora floreciente Argentina. No hay terrorismo ni en Bolivia, ni Panamá, ni en
Paraguay ni en Brasil donde coexisten las condiciones de vida más enconfladas
del mundo. Brasil es una economía que alcanza el octavo lugar en el mundo pero,
en su seno, fermenta la miseria más espantosa de las “favelas” donde el hambre
sólo se compara con Abisinia o Biagra.
3. SL Y LA UNIVERSIDAD
Abimael
Guzmán preparó, con paciencia benedictina, la guerra de Sendero. Existen
importantes libros que estudian ésta etapa. Los más sustanciosos siguen siendo
los escritos por Gustavo Gorriti y Carlos Iván Degregón (Recientemente se han
publicado dos trabajos. Uno pequeño de Carlos Tapia sobre las rondas campesinas
y uno muy extenso del coronel Benedicto Jiménez sobre la captura del Presidente
Gonzalo). No obstante, merecen atención también dos estimulantes ensayos de los
jóvenes doctores Eduardo Dargent y Alberto Vergara. Ambos han realizado
plausibles esfuerzos por desentrañar el significado que ha tenido Sendero en
nuestra historia y sus posibles consecuencias.
El
laboratorio donde se preparó la guerra de Sendero fue la Universidad Nacional
de Huamanga. Su rector, un profesor de militancia izquierdista, especializado
en Historia de la Música atrajo a Ayacucho a un cúmulo de intelectuales
inquietos y poetas vanguardistas que constituyeron la primera plana de
profesores. Entre ellos llegó a Ayacucho, con liviano equipaje Abimael Guzmán
Reynoso. No se ha publicado todavía la cantidad y calidad de los profesores
marxistas que fueron contratados por Efraín Morote Best (que así se llamaba el
rector de marras). Muchos poetas de ésa época han dado lauros al Perú y
convivierón con Abimael Guzmán Reinoso en los años aurorales de Sendero
Luminoso. Guzmán enseñaba matemáticas y se había recibido de profesor de
Filosofía en la Universidad de San Agustín con una tesis sobre Kant.
Comunista
a carta cabal, militante fervoroso, retraído y fanático, el joven profesor arequipeño
abrigaba una obsesión que se hizo patente en sus visitas a la China de Mao Tse
Tung. Allí obtuvo la confirmación de sus tesis. América Latina estaba madura
para la revolución comunista. El Perú era el país donde se habían interpretado
con exactitud las leyes del Materialismo Histórico y él sería el cabecilla de
una revolución, nacional continental y mundial. Los Andes serían el pedestal
del nuevo estado. La revolucion peruana colocaría en la cima del poder al Puka
inti, al sedicente Presidente Gonzalo, a la Cuarta Espada del Marxismo.
Guzman
-que es extraordinariamente inteligente y cazurro- aprovechó las veleidades de
Morote para ocupar posiciones de mando en la Universidad. Así se hizo nombrar
Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Director del Colegio Experimental de
la Facultad de Educación “Huamán Poma de Ayala”, y finalmente, Jefe de Personal
de la Universidad. Mientras tanto, las agrupaciones de profesores y de alumnos
fueron copados por el FER (Frente de Estudiantes Revolucionarios) y por Patria
Roja ambas fueron organizaciones antecesoras de la facción divisionista
denominada Partido Comunista del Perú por el Sendero Luminoso de Mariátegui). No
alcanzó a comprender qué hace allí el pobre en medio de la esquizofrenia
revolucionaria que significa Sendero . El hecho es que Guzmán aprovechó duranre
20 años, las facilidades que le dio la Universidad de Huamanga para preparar su
guerra milenaría. Y lo hizo con pasmosa fría, al extremo que él mismo dirigió
la matanza de Lucanamarca con lo veremos más adelante.
4. SENDERO INCENDIA LOS ANDES
El
17 de mayo de 1980 fue señalado como el dia de la iniciación de la lucha armada.
Ese día, fue atacado el Jurado de Elecciones del olvidado distrito de Chuschi, en
la provincia de Cangallo. Desde entonces, hasta ahora se han producido en todo
el Perú más de diez mil atentados. La lucha ha sido dura. El coronel Pablo
Morán -que ha estudiado con fervor la guerra de Sendero- dice que muchas veces
los soldados no sabían contra quien combatir. Sendero estaba en todas partes y
en ninguna. El Ejército Peruano se enfrentaba a una que su lucha se vería tan
extraordinariamente multiplicada. Surgian movimientos terroristas en todas partes
y muchas veces al margen de las disposiciones del Comité Central. La policía
abandonaba las comisarías, los soldados se encerraban en sus cuarteles y las autoridades
huían cuando un pueblo era atacado. Así sucedió el 22 de agosto de 1982 en
Vilcashuamán. Los soldados de Vischongo se negaron a salir no obstante que
Vilcas estaba siendo incendiado por Sendero. Exactamente lo mismo había
sucedido en Huamanga. El día 2 de marzo de 1982 se produjo el asalto a la
Cárcel Central de Ayacucho que tenía por objeto liberar a algunos mandos
senderistas entre ellos al valioso Dr. Víctor Matta Mendoza ex director del
Hospital de Cangallo y a Edith Lagos. La ciudad fue tomada completamente por Sendero.
El Jefe del Cuartel “Los Cabitos” tuvo conocimiento inmediato del asalto pero
dispuso que sus soldados no salieran. Más tarde se disculpó diciendo que había recibido
la orden directa del Comandante General del Ejército (el gaucho Cisneros) de no
salir a combatir a los terroristas por las condiciones de inferioridad en que
se encontraba la tropa.
Este
era el estado de descomposición en que encontraba la lucha anti subversiva en
los años del presidente Belaúnde. Es duro decirlo pero, Sendero creció amparado
por la pasividad del arquitecto. Los años 80 fueron los mejores años de Sendero.
Las masas indígenas, secularmente maltratadas, contemplaban con simpatía la
llegada de Sendero a sus comunidades donde predicaba “muerte a los
capitalistas”. Los campesinos vieron que los senderistas castigaban a los “ricos”,
a los gamonales, a los explotadores. Para ellos, el capitalismo estaba
representado por el humilde dueño de la tienda de abarrotes, el comerciante de
ovinos o el dueño del destartalado camión que comerciaba entre los pueblos. Los
campesinos miraban asombrados la forma como, al comienzo, Sendero castigaba a los
abusivos, a los bígamos, a los borrachos y a los partidarios del gobierno. Por
eso lo apoyaron, por un tiempo. Más tarde, se dieron cuenta que los terrucos
eran igualmente abusivos y mucho más crueles que los “mistis”. Por eso les dieron
la espalda. SL se enajénó el apoyo de los campesinos por cuatro razones :1.-
Por que SL les prohibió comerciar con otros pueblos y asistir a las ferias,
2.-Por que los castigos eran demasiado crueles y llegaban incluso a la muerte,
3.- Porque Sendero los obligaba a tomar parte en asaltos a pueblos lejanos en calidad
de “masa” y los comuneors no querian comprometerse ni enemistarse con las
autoridades aunque hubiesen fugado, y 4.- Porque SL les quitaba a sus hijos y
los enrolaba en el Ejército Guerrilero Popular.
Estas
fueron las razones por las que los campesinos comenzaron a rebelarse hasta que
constituyeron las Rondas.
Jorge
Choque Quispe, el valiente comandante “Choque”, organizador de las primeras
rondas del valle del Apurimac dice :
-En
la década del 80 el Ejército no sabía qué hacer porque no podía ubicar al
enemigo. La guerra de Sendero fue una guerra inédita. Nunca el ejército había
combatido a un enemigo que no presentaba batalla. Los senderistas estaban en
todas partes. Eran pequeños grupos que atacaban sorpresivamente en lugares
insospechados y luego fugaban. Los soldados traídos de Lima no podían perseguir
a los “terrucos” porque no estaban acostumbrados a subir y bajar montañas, con
la facilidad de los serranos. Por eso se hizo indispensable la organización de
las rondas formadas por los propios campesinos ayacuchanos que habían escapqdo
del yugo senderista o se habían negado a colaborar con “el nuevo poder”. Además
los mejores soldados-campesinos fueron los que tenían “deudas de sangre” con
Sendero. Es decir aquellos a quienes SL les había asesinado a algún familiar.
Ya
he dicho que la chispa encendida en Chuschi se extendió rápidamente a lo largo
de toda la sierra y parte de la selva. Fue el momento en que Sendero decidió
trasladar la lucha a Lima. “Si esto no hubiese ocurrido asi quizá otro pudo ser
el resultado de la guerra” ha dicho el conocido congresista José Luis Delgado
Nuñez del Arco. Lo que no se puede negar es que, en los primeros años, las
acciones de Sendero constituyeron una irredenta promesa para el campesinado
ayacuchano. El desenvolvimiento de la guerra mató ésta esperanza y desnudó el
carácter sanguinario del movimiento así como la esquizofrenia rampante de su
conductor.
5. NACEN LAS RONDAS CAMPESINAS
El año
1988, por ley 24571 propiciada por la Célula Parlamentaria Aprista se
oficializaron las Rondas Campesinas. Yo tuve la suerte de fundamenar la ley en
la Cámara de Diputados sin saber que, con los años, las organizaciones civiles
de lucha antiterrorista se convertirían en el Ejército civil que defendió la
democracia peruana.
Ya
he dicho que Sendero creció con la rapidez de un incendio. Ayacucho soportó
durante una década la muerte de sus mejores hijos. SL cometió más de un
centenar de magnicidios en las ciudades y desaté orgías de sangre en el campo.
El
3 de abril de 1983 se perpetró la masacre de Lucanamarca. Genocidio dirigido
por el propio Abimael Guzmán según declaraciones formuladas por él al diario de
Marka en la llamada “Entrevista del siglo”. Ochenta campesinos fueron degollados
en el pueblo y 35 comuneros en las cercanías de Huancasancos. “Después de
Lucanamarca, las autoridades nos tomaron en serio” declaró orondo Abimael
Guzmán con las manos aún ensangrentadas. La matanza parecía haber sido cometida
por un grupo de delincuentes drogados porque nadie sería capaz de llegar a
extremos como los narrados por los sobrevivientes en el Cuartel Cabitos de
Huamanga. Por ejemplo, el Teniente gobernador Julio Tito Quispe declaró que su
esposa, que estaba con seis meses de gestación; fue asesinada por no revelar el
sitio donde se encontraba escondido su esposo que habia salido del pueblo. Los
terroristas la colgaron a un árbol y le cortaron el estómago hasta arrancarle el
niño, el cual medio vivo, fue entregado a los perros. La rondera Pascuala
Palomino Cunti ha declarado “A mí me cortaron el cuello y la oreja. Felizmente
no morí pero, antes de desmayarme vi como dos mujeres con blue jeans mataban
çíon picos a unos niños que lloraban por sus padres” (Ojalá éstos testimonios
hayan sido recogidos por la Comisión de la Verdad).
En
San José de Secce fueron asesinados 80 campesinos el 20 de mayo de 1983 . El 8
de junio de 1984 fueron degollados 84 campesinos en Ocros, Chilcas y Sacsamarca.
El 15 de noviembre del mismo año fueron degollados 51 comuneros de Sachabamba.
El 27 de diciembre SL arrasó Quetabamba por negarse a convertirse en “base de
apoyo”. El 16 de mayo de 1984 les cortaron las piernas a machetazos a seis colonos
de Pampa Aurora cerca del valle del río Apurímac por querer escaparse del
valle. El 19 de marzo de 1984 quemaron vivos a 18 campesinos en la comunidad de
Cochas y el 23 de febrero de 1985 ocurrió uno de los peores genocidios. Ese día
se produjo la masacre de Jano. Allí fueron encerrados, abaleados y luego quemados
31 campesinos por el delito de haber autorizado que sus hijos de organizaran en
rondas. Junto con los mayores, cayeron tainbien, ésa trágica tarde, 14 niños y
17 mujeres. Los senderistas atacaron el pueblo aprovechando que la rondas que acababan
de constituírse se encontraban persiguiendo a una recua de abigeos . Los
ronderos eran que se encontraban bajo el mando de Julio Rojas Rojas, comandante
“Aguila” quien persiguió durante dos días a los senderistas alcanzando a dar
muerte a cuatro de ellos . El 9 de agosto de 1985 SL atacó el pueblo de Laramate
en Lucanas. Allí fueron muertos 11 policías y los subversivos se llevaron a
treinta niños que fueron incorporados al Ejército Guerrillero Popular.
Ya
he dicho que las rondas (tanto en e valle como en la zona altina) comenzaron a
formarse antes de la promulgación de la ley 24571. Por eso, ahora (cuando
parece consolidada la tartajeante paz en nuestro departamento) yo quisiera
hacer públicos, por primera vez, los nombres de los héroes anónimos que
desafiando todos los peligros se entregaron a la tarea de organizar el Ejército
Civil que venció a Sendero sin ayuda de nadie. Porque debemos saber que en
aquellos años nadie creía que “unos cuantos indíecitos” pudiesen lograr lo que no
había conseguido el Ejército. No voy a publicar los nombres de los altos jefes
militares, que todavía viven y se opusieron a la organización de las rondas y
pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron que las rondas iban a ser
finalmente armadas. Felizmente el presidente García ordenó la entrega de 10 mil
fusiles a los rondero del valle y en un gesto, que los ayacuchanos no podremos
olvidar nunca, regaló su revolver al comandante Huayhuaco. Los ronderos habían
comenzado la lucha sin armas, sin víveres sin que nadie creyera en ellos. Es por
eso que me parece, ahora indispensable publicar sus nombres. Ahora cuando el Ejército
ha vuelto a tocar las puertas de los viejos ronderos porque Sendero ha reaparecido
en el valle. Y los indoblegables soldados - campesinos se han puesto a la orden
como buenos patriotas, no obstante que fueron olvidados y abandonados durante
diez años. Y creo que es necesario publicar los nombres ahora, porque han
aparecido algunos politicastros que quieren pescar a río revuelto diciendo que
son ellos los fundadores de las rondas.
Quiza
me falte alguno pero los fundadores de las en rondas tanto en el valle como en
Vinchos (en la zona altina de Huamanga) han sido los siguientes:
Antonio
cárdenas Torres, comandante “Harry” de Palmapampa jefe del extenso valle del
río Apurimac, creador de la DECAS.
Alberto
Zamora Pérez comandante “Zambrano” muerto en una emboscada en Canayte. Era un
predicador pentecostal que marchaba a la guerra llevando en una mano la Biblia
y en la otra el fusil. Pastor decía que “para conquistar el cielo había, primero,
que eliminar a los demonios”.
Ricardo
Astoray Yupanqui comandante Christofer que en un ataque a su pueblo, en Tetemina
tomó presos a dos senderistas que fueron entregados al Juez Penal de Primera
Instancia de Huamanga. A los dos meses, los senderistas salieron en libertad y
volvieron con nuevos bríos a atacar el pueblo de Christofer. Pero el jefe rondero
los estaba esperando. Despúes de una larga balacera Christofer mató a dos
atacantes que resultaron ser los recién liberados. Christofer entonces, colocó
los cadáveres sobre un burro y con su carga macabra marchó hasta la puerta del tembloroso
juez de la época donde depositó su carga diciendo :“yo te los traje hace dos
meses. Ahora han vuelto ani pueblo. Aquí te los devuelvo para que los entierres”.
Corpus
Llactahuamán Quicaño, comandante “Quico”. Héroe de varios enfrentamientos.
Jorge
Choque Quispe, comandante “Choque” que fue por muchos años, lugarteniente de
Harry.
Guillermo
Fores Jorge, comandante “Espartaco” comenzó la lucha cuando tenía 14 años. Ha
sobrevivido a 40 enfrentamientos. Actualmemnte es concejal de su distrito
Vinchos.
Mauro
Canales Arango, comandante “Sombra” que es una leyenda por su bravura.
Javier
Rivera Terres, comandante “Huayhuaco” uno de los primeros fundadores de Rinconada
sobre el rio Apurimac.
Fermín
Quintanilla, comandante “Uchu” tercer hombre de las decas del valle Humberto
Vargas Pariona, comandante “Rocoto” del río Ene.
Julio
Roy Ponce, comandante “Defensor” que fue ametrallado y crucificado en La Misión
de Cutivirene por arriar la bandera que los senderístas habían colgado sobre la
iglesia. En plena agonía el cuerpo de Roy fue desollado.
Francisco
Yupanqui Jorge, comandante “Veneno” de Acos.
Eulogio
Salvatierra, comandante “Ccori” de Alpachaca.
Feliciano
Quispe López, comandante “Chancho” de Ccoñani.
Jorge
Misaraimi Condori, comandante “Halcón” de Churia.
Delio
Cárdenas Morales, comandante “Tigre” de Quinua.
Alcides
Barrientos Maldonado, comandante “Cacharro” del valle que desde hace diez años
permanece arrumado en una choza en Pichuiwillca después que una granada de los senderistas
alcanzó a volarle una pierna. “Cacharro” se ha negado a recibir ayuda del
gobierno porque dice que “nada le deben quienes ni siquiera le dieron las
gracias por haber vencido a SL en más treinta enfrentamientos”.
Tarsila
Rojas Llactahuamán, la comandante “Tarsila” de Ticllas que después de comandar
victoriosamente a las rondas de su pueblo ha sido elegida alcaldesa de su
pueblo.
También
merecen mencíón por su valiente actitud a través de los años muchos jóvenes
lugartenientes cuyos nombres son los siguientes:
Gregorio
López Rosas, “Crac” de Chollota ; Gregorio Tacas Yupanqui “Cuto” de
Paecha;
Oscar Oré Quispe “Tigre” de Vinchos; Marcial Yupanqui Parado, “Puma” de Putaja;
Crisóstomo Pariona “Aguila Dos” de Putaja; Juan rango Róios de Totorobamba;
Esteban Quispe Campos “Centurión” de Pacaycasa : Walter Aguilar Ñito “Tiburón”
de Quimbiri; Pedro Rivera, “Toro” de San Francisco; Juan Coras “Taburete” de
San Francisco; Teófilo Llallas Cisneros “Noventa” de Sachabamba y Hermenegildo
Gamboa Gutierrez “Lince” de Vilcashuamán.
6. HOMENAJE A LOS SOLDADOS
Creo que junto con éstos héroes civiles debe mencionarse
tambien a un grupo selecto de estupendos oficiales de la Marina y del Ejército que
lucharon bravamente en Ayacucho. Yo no conozco sus nombres. Ellos nunca se
dieron a conocer por razones de seguridad. Solamente conozco sus “chapas”,sus remoquetes,
los apodos con los que el pueblo los conoció. Pero ellos deben saber que el pueblo
ayacuchano no olvidará nunca ésos sobrenombres. Y los recordará siempre porque
fueron ellos los que les enseñaron a los primeros ronderos a disparar, les enseñaron
a fabricar bombas con latas de leche y alambre, les enseñaron a emboscar a sus
enemigos, les enseñaron los primeros golpes del kárate, les enseñaron que
siempre hay que tener preparado un plan de fuga, les enseñaron el ABC de la
estrategia militar y sobre todo les enseñaron a ser orgullosos de su raza y de
su tierra, les insuflaron autoestima y les dieron la seguridad de que ellos
podían triunfar sobre Sendero y triunfaron.
Antes
de enumerar a los oficiales que están vivos quisiera primero, rendir homenaje a
los mártires. A quienés dejaron su vida en Ayacucho. Yó sé que hay muchos otros
que han muerto en otras regiones del país. Pero yo sólo conozco a los que
derramaron su sangre en mi tierra. Ellos son:
Teniente
Juan Davelín muerto en una emboscada en el puente que lleva su nombre en la
frontera entre los ríos Pampas y Mántaro.Teniente Jaime Roca, en cuyo homenaje
los ronderos del valle, le han puesto su nombre a un pueblo que ahora se llama
Puerto Roca. Teniente Antezana que resultó gravemente herido después de
enfrentarse sólo contra una banda de terroristas que había ingresado a la alcaldía
de Churcampa. El capitán Itavic que tuvo a su cargo el adiestramiento de los
primeros ronderos de Vínchos. Los pueblos altinos lo consideran un héroe. El
capitán Hipólito, El capitán Atoc, El Capitán Liebre, el Capitán Tello, el Mayor
Frío, el Mayor Diablo, el mayor Belmont, el mayor Santander, el mayor Turco y
muchos otros héroes anónimos de la lucha campesina y popular contra SL para reconquistar
la paz.
CONCLUSIÓN
Creo
que el Perú le debe al Ejercito peruano un agradecimiento fervoroso. Los peruanos
somos ingratos por antonomasia. Yo aspiro a que muchos de los combatientes que
se jugaron la vida en Ayacucho y que ya se encuentran en el retiro, lean estas
líneas con nostalgia y sepan que en mi tierra reconocemos su entrega, su
coraje, su valor personal; y que los recordamos con agradecimiento. Pero aunque
la ingratitud los acose; sabemos que en el recio corazón del soldado, a donde
nunca se apaga la llama del patriotismo, continuará viva la satisfacción del
deber cumplido. No quisiera terminar este ensayo sin recordar una vieja canción
ayacuchana que dice en quechua: “el agradecimiento es una flor que nunca muere”.
(*) Alberto Valencia Cárdenas (Lima
1927-2005). Poeta y luchador social de la izquierda democratica peruana. Se unió
a las filas del partido aprista peruana el año 1945 sufriendo destierro en
Chile entre 1949 y 1956 a donde se forjó y fue premiado como periodista al lado
del fundador número dos del APRA, Manuel Seoane Corrales, su mentor. De vuelta
en Lima actuó como dirigente y formador de cuadros apristas en la UNMSM. Fue
nombrado director de “La Tribuna” por Haya de la Torre en 1962. Abogado penal
entre 1972 y 1985, año en el que resultó elegido diputado por el departamento
de Ayacucho para los periodos: 1985 -1990 y 1990-1992. Presidente de la Comision
de Pacificación de la Camara de Diputados entre 1992 y el 3 de abril de 1993.
Autor de “Los crímenes de Sendero Luminoso en Ayacucho” y de la novela Mariano
Exaltación Chilje.